REVOLUCIÓN VEGANA
¡QUE VIVA POR SIEMPRE LA REVOLUCIÓN VEGANA!
La revolución vegana consiste en la lucha que cada ser humano desde sus hábitos de vida, desde su núcleo familiar, desde su comunidad y desde su cultura, emprende para cambiar los patrones de injusticia, crueldad, explotación, destrucción e indiferencia, que históricamente ha ejercido la humanidad en contra de los animales no humanos, por una relación con ellos basada en el respeto a su vida y a sus intereses, y en el derecho que estos seres sintientes tienen de habitar en libertad el Planeta Tierra al igual que los humanos.
Hay un gran porcentaje de personas que se han hecho conscientes de la crueldad contra los animales y están en proceso de cambio, pero también existe una poderosa industria que junto con las corporaciones multinacionales son cada vez más culpables de aniquilar billones de vidas a cada hora, minuto a minuto, a cada segundo, y de contribuir a gran escala con la destrucción del Amazonas y miles de bosques y ecosistemas alrededor del planeta, además de ser causantes de la contaminación de las fuentes de agua fresca tan importantes para nuestra sobrevivencia.
La industria cárnica sigue creciendo y las máquinas de tortura y muerte son cada vez más sofisticadas. Las cifras de la producción a nivel mundial son desmesuradas y destrozan todo tipo de ilusión y esperanza de una humanidad que respete a todos los seres sintientes.
Las corporaciones y sus títeres políticos se adueñan del mundo, el dinero es lo único que les importa y para ellos los animales son solo cosas que no se merecen ningún tipo de respeto o consideración moral. La sociedad permanece indiferente y casi nadie habla del tema. El holocausto animal continúa a puerta cerrada.
Por eso la lucha debe crecer y fortalecerse, y cada uno de nosotros puede poner su granito de arena. El mar se hace gota a gota desde los páramos y esa es la luz de esperanza para los animales y para todos nosotros los que los amamos y respetamos.
¿Y qué podemos hacer nosotros para ayudar?... pues muy simple, asumir la ética en nuestra cotidianidad y de este modo llevar una vida orientada por el veganismo. El veganismo es el comienzo de la liberación animal, la liberación humana y la salvación del planeta.
Como ciudadanos de este mundo es importante decir que nos duele profundamente saber que con toda la soya y cereales que se usan para alimentar a los animales en la industria cárnica se podría erradicar el hambre en el mundo.
Propagar la utilización de paneles solares y carros eléctricos, racionar el uso del agua, usar menos papel, disminuir o eliminar nuestra dependencia a los plásticos, entre otras acciones, es correcto, loable y admirable, y está bien hacerlo, sin embargo, eso es apenas “el pajaso ambientalista”, puesto que la producción industrializada de carne es el mayor contribuyente al cambio climático, y en este sentido, dejar de consumir carne sería uno de los aportes más significativos que cada uno de nosotros puede hacer para salvar el planeta, y esto lo afirman estudios científicos y las estadísticas.
Por eso todos aquellos que pretendan ser ambientalistas, amigos y guardianes del planeta, tendrán primero que ser veganos para poder tener un discurso y una vida coherentes con estas intenciones.
De forma similar, en las instituciones colombianas de ayuda a los animales, en algunos grupos proteccionistas, en los noticieros y en la población general (sin pretender insultar a nadie), hay muchas personas que dicen amar a los animales por el hecho de que rescatan, ayudan o conviven con perros y gatos, pero no tienen ningún reparo al comer cerdos, vacas pollos o pescados aún sabiendo que son seres sintientes igual que sus perros y gatos, y que han sido explotados, torturados y asesinados solo para deleite de su paladar. Es una forma de actuar incongruente y contraria a su discurso o deseo de amor por los animales.
En Colombia casi nunca se habla de derechos animales cuando se refieren a la industria alimenticia. Imagínense ustedes lo que es la vida de los animales en los criaderos y mataderos colombianos, donde la regulación y vigilancia es mínima y peor aún en aquellos sitios clandestinos donde vacas, cerdos, caballos, burros, cabras, ovejas, gallinas, pollos, monos, peces, pavos y conejos padecen a diario situaciones de explotación y extrema crueldad, para ellos no existen los derechos, pues son objetos de compra-venta y cualquiera los puede usar y matar como se le dé la gana.
Alguien que ama y respeta a los animales, también respeta a los humanos y al planeta, por eso: veganismo por los animales, por salud y por el planeta. Porque el veganismo es la forma más amorosa, ética, sana, inteligente y segura de continuar hacia el futuro, por eso hay que tomar la senda de ese cambio comenzando por el plato de comida.
Ya no es necesario comer carne, pues está científicamente comprobado que es la mayor causante de cáncer y enfermedades del corazón en el mundo y que la proteína vegetal es totalmente eficiente y mucho más saludable. Hasta cuándo nos vamos a seguir comiendo esa carreta de que necesitamos la carne para conseguir proteína.
La conspiración de la industria cárnica quiere que sigamos comiendo animales muertos y torturados para llenarse los bolsillos de dinero, y la industria farmacéutica quiere que sigamos enfermos del corazón y de cáncer para ellos también llenarse sus bolsillos. Hay que despertar ante esta enorme mentira.
Gota a gota la liberación animal llegará algún día.